Me carcomen aquellos minutos de desastre, donde la sombra se postro sobre mi, donde la ruina reclama mi felicidad, pero mientras mas trato, mas me pierdo, me voy perdiendo junto con mis latidos, los millones de latidos sin destino. Y cuando llega la noche te veo, recuerdo cada conversación, pero sobretodo me devuelvo, donde tus ojos me roban el tiempo en un destello, destello perdido, destello robado. Esta miseria que vivo parece no tener salida, lo he perdido todo cada vez, esta es la maldición antigua con la que sueño cada noche, la sentencia eterna, la condena perpetua.