sábado, 24 de noviembre de 2012

Words, how little they mean.

Una carta escrita a mano, larga y manchada hoja tras hoja, en la bolsa de mi abrigo rojo ahora mojado "...Yo soy tuya, tuya, tuya: tu maldición." Yo ahora camino por los adoquines viejos y mojados, los vendedores ambulantes corren de la lluvia como ratas, guardando ese montón de basura que no se de donde sacan. Me siento nerviosa por que se que es la ultima vez que lo voy a ver, por que no hace falta que me lo diga, por que yo se como son las cosas...y ante todo lo conozco mejor de lo que alguien lo vaya a hacer alguna vez. A punto de llegar me arrepiento, lo veo sentado, esperando por la protagonista del día  por que no soy la única a la que llama. Un taxi vacío se detiene frente a mi, y veo que el semáforo esta en verde, y me digo que esto es una señal, que me tengo que ir, que yo no puedo verlo una vez mas, que esa carta nunca sera vista por nadie. Finalmente me subo al taxi, esperando que no me haya visto, esperando que...

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