miércoles, 17 de julio de 2013

Atrás, muy atrás, los pasos van todos cada vez mas atrás en el tiempo y lo único que se ve son luces de colores a los lados, y yo solo puedo pararme ahí con menos vida que un cadáver, solo polvo.
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En el bar la vida pasa como si no pasara el tiempo, cada cierto tiempo se cruzan las miradas curiosas -o deseosas- de algunos, pero el tiempo sigue sin pasar. A veces es como si el pensamiento empezara a ir a super-velocidad, y todo lo que se, es que se siente un vacío desesperado -en todo eso adentro, ahí en el pecho, se revuelve como si estuviera en una batidora enorme y perversa-
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De regreso, todo es calle, demonios, droga y maldad, todos revueltos bajo luces llamativas y asquerosas al mismo tiempo, como si instintivamente supiera que todo aquello me va a atormentar el resto de la noche, decido ponerme los audífonos y escucho aquella pieza para piano, tan visceral. Pero el tiempo sigue sin pasar, por que la noche así lo hace parecer, y yo, yo solo soy polvo.

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