Las palabras fueron avispas y las calles como dunas cuando aun te espero llegar (de un momento a otro).
En un ataúd guardo tu tacto y una corona con tu pelo enmarañado queriendo encontrar un arcoiris infinito
Mis manos que aún son de hueso y tu vientre sabe a pan. La catedral que es tu cuerpo lo será del enemigo.
Eras verano y mil tormentas y yo el león que sonríe a las paredes que he vuelto a pintar del mismo color.
No sé distinguir entre besos y raíces, no sé distinguir lo complicado de lo simple.
Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar...todo arde si le aplicas la chispa adecuada.
Escribe con carbón en mi pensamiento que cruzamos océanos de tiempo dibujando los garabatos de mis fantasías, poco es tanto cuando poco necesitas.
El fuego que era a veces propio, la ceniza siempre ajena...blanca esperma resbalando por la espina dorsal.
Ya somos más viejos y sinceros y que más da si miramos la laguna como llaman a la eternidad de la ausencia.
No sé distinguir entre besos y raíces, no sé distinguir lo complicado de lo simple.
Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar.
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