domingo, 1 de enero de 2012

Sin sentido.

Me encontraba en el bosque, ese que solía recorrer desde que tenia memoria. No era un día muy diferente a cualquiera, solo que reinaba ese clima perfecto de las tardes de noviembre, la combinación ideal de viento frío y calor, y esos atardeceres memorables dignos de ser inmortalizados en un cuadro. Estaba sentada en la colina cerca la cabaña deshabitada en la que solía esconderme de niña, ahí donde pasaba horas deseando ser encontrada...sin embargo, al final del día me terminaba rindiendo al ver que nadie llegaba nunca, por mas que tratase mi madre nunca notaba mi ausencia, pero nunca decía nada, cada día me ahogaba en ese grito, se quedaba ahogado mas y mas adentro de mi garganta hasta convertirse en menos que un susurro, un anhelo, uno de tantos. Aquella tarde sentada ahí, anhelaba ser encontrada, pero esta vez sin duda alguna no se trataba de mi madre, me había entrenado para el hecho de no tener que necesitarla, ademas, no confiaba en ella. Ahora solo necesitaba a alguien, a el, sabia que era absurdo esperar tal cosa. Me limite a ahogar el grito de nuevo. Supongo que...supongo que nunca lo olvidare despues de todo.

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