Si te hiciera el amor, lo haría con la misma devoción con que un artista contempla a su obra maestra, de la misma manera que un hombre se extasía ante la música que lo hizo decidir ser músico, con la misma delicadeza con la que un ciego toca la cara de su amada, con el mismo amor con el que una madre toma a su bebé en sus brazos.
Si te hiciera el amor empezaría por pedirte que te desnudaras frente a mí y te contemplaría. Luego besaría tu sexo, así, cuando está dormido y suave lo besaría, quieto y carnoso, antes de que se vuelva duro como una piedra. Luego te besaría el vientre y lo recorrería todo con mi boca, me recostaría en el, me sumergiría en ese vientre suave y tibio, lo mordería y así subiría a tu pecho, recorriéndolo todo, poseyéndolo por completo, luego besaría tu cuello mientras acaricio tu cabello con mis manos, ahogándome en tu olor, entonces recorrería tu cara con devoción, tocándola delicadamente con mis dedos hasta llegar a tu boca que acariciariá apenas, te miraría directamente a los ojos y te besaría la boca, bebería de tu boca mientras mis manos te acarician el cabello, el cuello, la espalda, el pecho… Si te hiciera el amor te abrazaría con todo mi cuerpo, te abrazaría con mis brazos y mis piernas, con mis manos y mis pies, con mi vientre y mi boca, con mi cabello y mis ojos. Si te hiciera el amor, ¡si te hiciera el amor! te abrazaría hasta fundirme en ti, me hundiría en tu cuerpo hasta que tu sustancia se mezclara con la mía, hasta que nos fundiéramos como se funde la sal en el agua, como se funde el metal cuando está caliente; como se funden las sirenas con el mar ahogándose en él, poseídas, rodeadas, compuestas, formadas por mar.
Si te hiciera el amor… el amor… amor… ¿Se puede hacer el amor si no se ama por completo? ¿O se puede amar por un instante, un instante infinito?
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